jueves, 29 de diciembre de 2011

Le tocó la Lotería... otra vez.

Hay gente con suerte. La vida les sonríe y a veces, hasta les toca la Lotería, una, dos tres... nueve veces.

El hecho de que los boletos sean al portador supone un problema de seguridad ya que cobrará el premio quien acredite estar en posesión del boleto ganador y no quien realmente lo haya comprado. Es decir, si te toca el Gordo de la Lotería de Navidad y tienes un décimo puedes cobrar tus 400.000 euros o regalárselo a tu vecino para que los cobre él, o perderlo y que los cobre quien se lo encuentre o, por qué no, vendérselo a otra persona. ¿Para qué vendérselo y por cuánto? y mejor aún ¿quién va a comprar un décimo premiado y por qué? Básicamente se lo vendes para que tenga una justificación de un dinero de procedencia, cuando menos, dudosa. Se lo vendes por mucho más de lo que te darían a ti, evidentemente, sino es que eres tonto. Lo comprará alguien que necesite blanquear dinero.

Si te compran ese boleto premiado, pongamos por 500.000 euros, tú te embolsarás ese dinero pero no podrás depositarlo en el banco con seguridad ya que Hacienda no es tonta y en cualquier momento pueden pedirte explicaciones y si te pillan en una de éstas pueden llegar a multarte con hasta la mitad del importe no declarado así que te quedarías con unos 250.000, frente a los 400.000 libres de impuestos que tienes en caso de cobrar tú el boleto. Olvídate de enviarlo a un paraíso fiscal, medio millón de euros no es mucho dinero aunque a ti te lo parezca. Bueno, decides meterlo debajo del colchón. Si tienes suerte te lo gastarás antes de que te "emparanoies" con que alguien vaya a entrar en tu casa a robártelo.

Cómo decía al principio el hecho de que los boletos se expedidan al portador facilita el trapicheo al que tan dados son en este bendito país, y así nos luce el pelo.

Conducir "a pedoburra"

Hará cosa de tres meses que rellenando el depósito de combustible de mi vehículo (algo habitual pues lo uso con más frecuencia de la que me gustaría) me llevé la desagradable sorpresa de que aquello me saldría por 68 euros. Vale, es cierto que el depósito estaba casi vacío. Nunca reparo en el precio que gasto en combustible, simplemente suelto la tarjeta de crédito y firmo el recibo, pero aquel día alguna luz se me encendió. Pagar 1,30 euros el litro me parece una verdadera estafa. ¿Es que el gasóleo no baja nunca de precio? ¿sólo sube y sube...? Salí con un buen enfado de la gasolinera, calculando cuánto me iba a gastar al mes en combustible y, lo que es peor, cuánto iba a gastarme al año... En ésas iba cuando por la autopista (carril central) rebasé a un utilitario que iría a no más de 80 Km/h, es decir, lo que suele interpretarse como ir pisando huevos. Me fijé en el conductor por si éste se encontraba mal ¿quién, en su sano juicio circula a esas velocidades por una autopista que en ese momento se encontraba vacía? Para mi sorpresa adelanté a un chico joven, con gafas de sol, bien vestido y de aspecto aseado y lo que más me llamó la atención, iba sonriendo, feliz, contento mientras escuchaba música a todo volumen. Ni siquiera reparó en mí, simplemente iba a lo suyo. Aquello me hizo pensar y esa noche me costó conciliar el sueño dándole vueltas a aquel adelantamiento y a los 68 euros que me costó llenar el depósito. A la mañana siguiente, al ir al trabajo me fijé en que aquél no era el único. Había más conductores circulando a velocidades reducidas. Muchos llevaban coches relativamente nuevos, y buena parte eran jóvenes o personas de mediana edad. Evidentemente no superaban en número a los que me adelantaban a 140 ó 160, algunos incluso, por mi derecha, saltándose las más elementales normas de seguridad vial.

No soy una persona que corra con el coche y es raro que rebase los límites de velocidad. Pero jamás se me habría ocurrido ir a semejante velocidad por una autopista. Pero algún secreto debía saber esa gente para querer circular a esas velocidades así que, al salir del trabajo y regresar a mi hogar, me propuse ponerme en su lugar. Hice el camino de vuelta a 75 u 80 km/h y entonces comprendí... TRANQUILIDAD, RELAX.

A la mañana siguiente lo preparé mejor. Me llevé buena música y calculé el tiempo extra que me llevaría llegar a mi destino. A la velocidad máxima de 120 Km/h con tramos de 100 Km/h podría llegar en 23 minutos, curiosamente me salía menos tiempo del que en realidad tardaba a diario circulando a esas velocidades. A 75 Km/h se supone que tardaría 29 minutos, me disponía a comprobarlo. Puse a cero el contador electrónico de km del vehículo para ajustar al máximo mis cálculos y también el de gasto de combustible pues sabía que circular más despacio puede suponer un ahorro de combustible y quería cuantificar también esto; habitualmente gasto 6,2 litros por cada 100 km. El primer día no ocurrió nada especial, simplemente conducía a gusto por primera vez en mucho tiempo. ¿Os acordáis del anuncio aquél de "te gusta conducir"? pues esa sensación tenía en el cuerpo. Dos días (cuatro trayectos) después caí en la cuenta... Estaba consumiendo 5,4 litros cada cien kilómetros y en apenas una semana ya había conseguido reducirlo a 5,1 litros, lo que supone una media de un litro de combustible ahorrado por cada cien kilómetros. Es decir, ahora podía llegar a recorrer cerca de 1060 kilómetros con un depósito frente a los 890 raspados que solía hacer antes. 170 kilómetros adicionales con el mismo gasto.

Entonces caí en la cuenta de que aquél chaval quizá sonreía por estar disfrutando de la carretera mientras oía su música preferida o porque, como yo desde aquel día, iba mirando su consumo medio de combustible acordándose de lo que gastaba antes, o quizá porque ahora, al llenar el depósito, era consciente de lo que iba a ahorrarse y por ende de lo que iban a dejar de ganar a su costa en las gasolineras.

PD: Llevo casi tres meses conduciendo así. Ni un disgusto, ni un problema, ni una mañana de mal humor y lo que es mejor, con la satisfacción de saber que ahora me van a sablear un poco menos cada vez que lleno el depósito. Llevo ahorrados aproximadamente 49 euros en estos tres meses, y terminaré el año con unos 200 eurillos más en mi bolsillo, para algún capricho...

¡Pásalo!


lunes, 16 de mayo de 2011

Cómo responder a Vodafone

Continuando con mis peripecias con los comerciales telefónicos pesados transcribo la conversación que tuve un par de días después con uno de Vodafone. Recordad que en la anterior toreé con éxito a una comercial de Movistar que intentó venderle una línea de voz a mi mujer. Quise repetir la jugada anterior pero me salió mal, ¿o no?

Suena el teléfono, esta vez es el mío y casualmente lo tenía encendido sobre la mesa del salón, veo que es del 1444, número que había estado insistiendo durante toda la semana.

- Buenos días, le habla "CarlosAlberto" (o algo así) de Vodafone. Le llamo para ofreserle una interesante promosión en la que... (¡aquí se me abrió el cielo pensando en la suerte que tenía de poder trolear a un segundo comercial en tan poco tiempo y dejé de prestar atención!)
- Dígame señor, ¿es usted el titular de la línea? (le hago la misma jugada que al anterior mareándole para no darle mi nombre. Se cansa y al de un rato continúa con...)
- ¿Puede desirme cuál fue el importe de su última fastura? (otro desconsiderado)
- Pues entre 4 y 5 euros al mes. Este móvil apenas lo utilizo para llamar pero...
- Señor, entonces no entra dentro de los parámetros de esta oferta. Vodafone se volverá a poner en contasto con usted en próximas promosiones

Ahí me dejó planchado porque quería vacilarle un rato al de Vodafone, pero al menos descubrí lo que parece ser un truco para evitar este tipo de ofertas. El comercial no quiso perder ni un segundo de su tiempo y me colgó tan rápido como pudo. Ignoro si mi número quedó marcado por tener un gasto tan bajo (espero que no) Tengo especial interés por Vodafone, que ya me la liaron tiempo ha.

Y por si alguien se lo está preguntando, no. No me sobra el tiempo, pero me parece una buena forma de pararle los píes a todas estas compañías que:
1. Utilizan técnicas de spam telefónico para venderte algo que tú no has solicitado.
2. Externalizan sus servicios a otros países donde la legislación en derechos laborales es más permisiva y donde los costos son muy inferiores.
3. No les preocupa confundir a los clientes potenciales con tal de conseguir nuevos usuarios
4. Ponen cuidado en sus campañas de mercadotecnia pero no ponen el mismo desempeño en sus servicios de soporte a clientes.
5. Suben los sueldos de los directivos mientras despiden a los "curritos" de turno porque las cosas no van tan bien como ellos quisieran.
6. Aún a pesar de ser máximos exponentes del capitalismo y en parte responsables de la crisis en la que nos encontramos, no dudan en sumarse a campañas hipócritas como la de "Esto sólo lo arreglamos entre todos"

"Deja de quejarte si alguien está pisando tus derechos y... ¡actúa!"

Saludos

Cómo responder a Movistar

Me resulta molesto llevar el móvil encima. Rara vez lo cojo. De hecho, suelo llevarlo desconectado. Mis amistades ya me conocen y me toleran.

Pero la semana pasada unos comerciales impertinentes de Movistar y Vodafone decidieron tocarnos las narices a mi pareja y a mí mientras estábamos de vacaciones. Llevábamos varios días recibiendo llamadas del 1004 y del 1444. Ésta es grosso modo la transcripción de la primera conversación, la de Movistar. Disfrutadla. El siguiente post incluirá la conversación con el comercial de Vodafone y un pequeño truco que involuntariamente me funcionó...

Suena el teléfono de mi pareja, llaman de un 1004, o un número de esos... descuelga mi mujer y responde con una típico "¿dígame?" Pasan los dos o tres segundos de rigor que se tira la máquina que ha realizado la llamada para transferir la comunicación a un comercial libre.

- ¡Buenosdíassss! lehablaCarlosJuanAlberto (o algo así) ¿habloconeltitulardelalínea?
- Sí, habla usted con él. Dígame.
- ¿Cómo se llama usted? ¿con qué nombre puedo dirigirme a usted? (aquí es donde se demuestra que la máquina elige números al tuntún de una base de datos y ni siquiera correlacionan el número con el nombre, lo que demuestra muy poca cortesía por su parte)
- Sí, soy la persona titular de la línea, dígame... (no le queríamos facilitar las cosas)
- ¿Pero cómo se llama usted? si es tan amable... (aquí le cortamos y no le dejamos seguir)
- Un momento por favor, le paso la llamada... (si nosotros tenemos que esperar, ¿por qué elllos iban a ser menos?)

En ese momento dejó la llamada retenida manteniendo al comercial ocioso durante unos siete minutos después volvieron a llamar, del mismo número. El comercial era otro, pero a éste le hice yo la 13/14. Cogí el teléfono.

[La presentación] perdón, "presentasión"
- ¡Buenosdíassss! lehablaLeilaRamires (también "o algo así") ¿habloconeltitulardelalínea?
- Perdone, ¿cómo dice? (la primera vez apenas entendí lo que me decía)
- Esto... ¡Sí, Buenos días! ¡Le habla Leila Ramires! Desía que si hablo con el titular de la línea...
- Sí, habla usted con la persona titular de la línea. Dígame.

[Le rompemos el ritmo]
- ¿Cómo se llama usted? ¿con qué nombre puedo dirigirme a...?
- Sí, soy la persona titular de la línea. Dígame (de manera asertiva y directa)
La comercial se lo piensa un par de segundos y continúa con la retahila aprendida
-¡Buenos días! Le llamamos de Movistar (aquí se le hinchó la boca) y queremos ofreserle una nueva promosión de llamadas a sólo 6 euros! ¿Con qué compañía fastura usted ahora? (ni siquiera saben a quién le van a quitar el cliente...)
- ¡Ah! ¡una promoción de Movistar, qué interesante! (dejamos que se confíe, es importante) Pues mire, ahora me factura Simyo (estoy con ellos desde hace unos cuantos años)
- ¿Y cuál es el importe de su última fastura? (con dos pares de narices...)
- Pues mire, entre 5 y 7 euros, depende del mes. Utilizo poco este número.

[Le damos un poco de carrete]
- Pues le vamos a ofrecer una tarifa espesial de tan sólo 6 euros que... con un presio por minuto de tan sólo... y además le regalamos... y con 250 minutos gratis... y también... (aquí me soló una chapa de la que ni me acuerdo ni me interesa acordarme, básicamente eran 6 euros mes y me regalaban un Galaxy con 18 meses de permanencia)
- Eso está muy bien señorita, pero mire, hay meses que gasto menos de 6 euros, lo que me ofrece no me interesa aunque el móvil sí que querría cambiarlo. Me ha dicho que el móvil es gratuito ¿verdad?
- Sí! sólo tendría que darse de alta con nosotros y tener una permanensia de 18 meses...

[Le rompemos la guardia o "el cazador cazado"]
- Uff, 18 meses me parecen mucho, y 6 euros al mes también. Mire, le ofrezco lo siguiente. Si me ofrece tarifa plana de Internet por 6 euros al mes con el móvil gratuito yo me cambio. Eso sí, tiene que ser vía 3G y con una velocidad de descarga competitiva.
- Pero... Se trata de una oferta en la que por sólo 6 euros al mes podrá hablar con...
- Sí señorita, le he entendido a la primera. Es usted quien no me entiende a mí. No necesito contratar un servicio de voz, quiero conexión a Internet por 6 euros al mes más el Galaxy gratuito... y 18 meses me parecen mucho, baje usted la permanencia a 12 meses y me cambio con ustedes...
Se hace un silencio y la amable señorita me pide un segundo para consultarlo... Me quedo alucionando y acepto. Pocos segundos después vuelve a conectarse ofreciéndome una tarifa reducida de Internet en la que los "no se cuántos" primeros meses estaban al 50 % por lo que se me queda en 5 euros y me ofrece un pincho USB...
- ¿Quiere decir que por 5 euros tendré conexión ilimitada a Internet? pero... lo que no me ha explicado es que son 5 de la tarifa de Internet más los 6 de la tarifa de voz y encima con un pincho USB, ya me dirá dónde le enchufo el pincho al Galaxy que me van a regalar...
- Sí, claro, pero tenga en cuenta que con el móvil tendrá Internet por la WiFi en cualquier lugar en que se encuentre (alucino de lo que son capaces de contar para vender...)
- Sí, claro (le repito yo también) pero tenga usted en cuenta que lo que me ofrece es peor de lo que yo le pido, yo quiero que me den Internet a 6 euros/mes, no quiero una tarifa de voz, y también quiero que me envíen el Galaxy gratis, y con permanencia de 12 meses...

Después de más de veinte minutos dándole vueltas a lo mismo, la amable señorita se da cuenta de que no tenemos intención alguna de comprarle una línea de voz y de que probablemente hoy no llegue a su cuota de ventas por haber perdido el tiempo con nosotros... Me despido de ella amablemente remarcándole que si tiene una oferta de tarifa plana de Internet a 6 euros más el Galaxy que me llame sin falta. Supongo que la amable señorita se cagó en todos mis muertos pero ya véis lo poco que me importa.

Saludos